Madrid.- Aunque Julio Iglesias cumple este sábado 80 años, su verdadera vida comenzó en la víspera de alcanzar los 20, un 22 de septiembre de 1963, cuando un grave accidente de tráfico truncó sus estudios de Derecho y su prometedora carrera como futbolista, momento fatídico que en realidad le iluminó su verdadera vocación.
Más de 300 millones de discos vendidos en todo el mundo de sus más de 100 álbumes grabados le convierten en el cantante latino que más ventas ha logrado en la historia, un hecho por el que en 2014 entró por segunda vez en el libro Guinness.
La primera vez fue en 1983, cuando obtuvo un disco de diamante por ser el único artista en cantar en 14 idiomas distintos, lo que catapultó su fama en países de Europa, África, Latinoamérica, Estados Unidos, China o Japón, donde también fue número 1.
Además tiene en su haber más de 2.600 discos de oro y platino, ha dado más de 5.000 conciertos, ha ganado premios como los Grammy, Latin Grammy, Billboard Latin Music, World Music Award y la Gaviota de Plata de Viña del Mar (Chile), entre otros muchos.
Posee asimismo desde 1985 una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
El colofón a toda una vida sobre los escenarios llegó en 2019, cuando dio su último concierto, en Chicago (EEUU), y en el que la Academia Americana de la Grabación le otorgó el premio a toda su carrera, que solo poseen unos pocos elegidos como Elvis Presley, Queen, Frank Sinatra, The Beatles, Michael Jackson, Aretha Franklin o Barbra Streisand.
Desde entonces, y debido a sus problemas de salud y también a la pandemia, ya nunca más volvió a subirse a un escenario, pero su música sigue más viva que nunca gracias a las plataformas en “streaming”, con casi 90 millones de reproducciones solo en Spotify.
DE “LA VIDA SIGUE IGUAL” A UN TRIBUTO A MÉXICO
Entre su primer gran éxito, “La vida sigue igual”, que compuso precisamente durante su convalecencia tras el accidente de tráfico y con el que ganó el festival de Benidorm en 1968, y su último disco de estudio, “México” (2015), pasaron casi 50 años de una fulgurante carrera musical en la que ha dejado para el recuerdo muchos éxitos.
Ahí están “Gwendolyne”, dedicada a su primer gran amor y con el que quedó cuarto en Eurovisión de 1970, “Me olvidé de vivir”, “Soy un truhán, soy un señor” o “Hey”, posiblemente sus tres canciones más escuchadas.
No le van a la zaga temas muy personales como “De niña a mujer”, “Fuiste mía”, “Abrázame” o “Lo mejor de tu vida”.
Además, “Baila morena”, “Me va, me va”, “Bamboleo”, “Agua dulce, agua salá” o “El bacalao”, temas entre otros con los que Julio Iglesias se sumergió totalmente en ritmos latinos más desenfadados y con los que consolidó su triunfó a uno y otro lado del Atlántico.
Cantó por rancheras, boleros y vallenatos, versionó de manera maravillosa los tangos de Gardel o los éxitos de Édith Piaf, todo con un estilo singular y genuino por esa voz de seda que susurra y dejar caer las palabras.
También por su manera de contar las canciones y puesta en escena tan característica por su forma de coger el micrófono con la mano izquierda y la derecha llevándola siempre al pecho.
DOS MATRIMONIOS, OCHO HIJOS Y MÁS DE 3.000 MUJERES
La vida personal de Julio Iglesias ha sido casi tan conocida como la profesional. De él siempre se destacó su faceta de galán, y su devoción por el sexo femenino, tanto que siempre se especuló con que llegó a estar con más de 3.000 mujeres en su vida.
Nada de esto llegó a confirmarse, pero lo que sí fue real fueron sus dos matrimonios, el primero con Isabel Preysler (1971-1978), con quien tuvo tres hijos (Chábeli, Julio José y Enrique), y el segundo con Miranda Rijnsburger, con la que se casó en 2010 después de 20 años juntos y con la que ha tenido cinco hijos más: las mellizas Victoria y Cristina, Michael, Rodrigo y Guillermo.
A estos ochos vástagos reconocidos podría sumarse uno más, Javier Sánchez Santos, que nació en 1976 fruto de una supuesta relación entre Iglesias y una bailarina, que sigue luchando para que la Justicia lo reconozca hijo legítimo del cantante.