Sierra Leona se enfrenta a una epidemia de drogas sin precedentes que amenaza con desestabilizar su sociedad. La crisis, considerada la peor epidemia de estupefacientes de África, tiene su origen en lo que se conoce como ‘kush’: una mezcla de opiáceos, cannabis, desinfectante y, según los lugareños, huesos humanos triturados que han sido desenterrados de tumbas.
Esta nueva droga se ha hecho rápidamente famosa por su alarmante potencia y sus efectos destructivos. Los consumidores afirman que se vuelven adictos desde la primera dosis, lo que les lleva a una espiral de dependencia de la que es difícil liberarse.
«Cuando fumo kush, me olvido de mis problemas. Suele llevarme al éxtasis», dijo a The Telegraph Amara Kallon, un joven de 21 años que abandonó los estudios y ahora es adicto. «Solía fumar un par de porros (cigarro hecho a mano) de marihuana al día, pero después de que unos amigos me introdujeran en el kush, nunca volví atrás. Vendí mi ropa y mis libros para satisfacer mi adicción. Empecé a robar cosas de casa, teléfonos, ollas y platos para comprar droga», declaró.
El kush es fabricado y distribuido por bandas criminales. Llegó a Sierra Leona hace unos 12 años, y según el medio británico, actualmente un porro suele costar unos 25 centavos de dólar estadounidense, aunque muchos consumidores gastan más de 10 dólares al día, lo que se considera una fortuna para uno de los países más pobres de África, según su PIB per cápita del 2023.
La droga se ha convertido en algo habitual en todo el país, con barrios y comunidades enteros adictos. Un problema que, según los expertos, se ve agravado por la tasa de desempleo juvenil, del 60%, una de las más altas del mundo.
«Como la heroína o la cocaína»
El consumo en aumento de esta sustancia también está desencadenando una crisis sanitaria. El Hospital Psiquiátrico Docente de Sierra Leona afirma que se ha visto desbordado de adictos en los últimos años. El número de remisiones sigue aumentando a diario. «Ya hemos registrado casi 2.000 casos de adictos al kush en el 2023 en el hospital. Muchos están muriendo en sus casas y en la calle», afirma el doctor Jusu Mattia, superintendente médico en funciones del centro.
El kush induce un subidón hipnótico de larga duración y puede volver a los usuarios violentos e impredecibles, por lo que es tan peligroso «como la heroína y la cocaína», según afirma el doctor Edward Nahim, psiquiatra consultor del mismo centro médico.
«Es fuerte, barata y fácil de conseguir. La regulación y el control de su venta son débiles y se está extendiendo por África Occidental», indicó Nahim, agregando que la falta de trabajo y de oportunidades es una fuerza motriz que lleva a muchos jóvenes a la drogadicción «tras el trastorno de las economías por la pandemia del covid».
La epidemia de kush no se limita a Sierra Leona. También se ha infiltrado en otros países del continente, como Liberia y Guinea, impulsada por una débil regulación y una alta prevalencia del trastorno de estrés postraumático como consecuencia de las sangrientas guerras civiles que asolaron a esos países en el pasado.
Huesos humanos
Asimismo, en los últimos meses han surgido rumores sobre un nuevo ingrediente en el kush: las autoridades sospechan que las bandas que trafican esta droga están moliendo huesos humanos y los añaden a la mezcla. Se cree que más de 1.000 tumbas habrían sido saqueadas con estos propósitos, según indica David Dean, líder de Amigos de los Muertos, un grupo formado por la comunidad para detener el saqueo de restos humanos de los cementerios.
Por su parte, el doctor Mattia ha visto cómo la receta se modifica con el tiempo. «Se trata de un fenómeno en constante cambio: antes se añadía formalina, ahora se añade algo más, pero la sustancia que se ha añadido recientemente son huesos humanos», indicó. Según él, este nuevo ingrediente se ha añadido porque contiene mucho azufre. «El azufre tiene el potencial de dar esa sensación de subidón, especialmente cuando se toma en altas concentraciones y cuando se inhala, porque va directamente al cerebro», agregó.
El experto asegura que el 85% de los pacientes tratados en su hospital son consumidores de kush, por lo que teme que la epidemia pueda desestabilizar todo el país. «Es una gran crisis, ya que la población joven, que debería ser dinámica y estar trabajando o yendo a la universidad para planificar su futuro, es la que está en el punto de mira de esta droga.