Como es habitual, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, abrió las intervenciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Después de los discursos del secretario general de la ONU, António Guterres, y de Philemon Yang, presidente del 79º período de sesiones, Lula saludó a la delegación palestina, sin abordar el tema del fraude electoral en Venezuela.
Durante su discurso, el mandatario habló sobre los conflictos globales y el calentamiento climático, mencionando los incendios y las inundaciones en su país. Lula destacó: “El domingo adoptamos el Pacto para el Futuro, cuya aprobación evidenció nuestra debilitada capacidad colectiva para enfrentar problemas. Debemos ir más allá y dotar a la ONU de los recursos necesarios para enfrentar los rápidos cambios internacionales”.
Se refirió a los altos niveles de conflicto en el mundo, citando el récord de enfrentamientos desde la Segunda Guerra Mundial, y sugirió que los recursos destinados a la guerra deberían utilizarse para combatir el hambre. Señaló que la guerra en Ucrania no conducirá a soluciones a través de la violencia, y mencionó el plan de paz de China y Brasil como posibles alternativas.
Sobre la crisis en Gaza, Lula expresó: “Es una de las peores crisis humanitarias recientes, extendiéndose peligrosamente al Líbano. Lo que comenzó como un acto terrorista se ha transformado en un castigo colectivo para los palestinos”.
Lula también abordó el cambio climático, afirmando que “no podemos ‘desplanetizar’ nuestras vidas” y advirtiendo sobre la negación del calentamiento global. Informó que su gobierno ha logrado reducir la deforestación en el Amazonas en un 50% el año pasado y se comprometió a erradicarla para 2030, reafirmando la soberanía de Brasil y su rechazo a los crímenes medioambientales.
Al analizar la situación en América Latina, Lula comentó que la región enfrenta una segunda década perdida desde 2014, caracterizada por bajo crecimiento y alta desigualdad. Criticó la inclusión de Cuba en la lista de estados que promueven el terrorismo y subrayó la necesidad de restaurar el orden democrático en Haití, recordando la lucha de Brasil contra dictaduras.
Finalmente, habló sobre la inteligencia artificial y la crisis del hambre. Abogó por una IA que promueva la diversidad cultural y proteja datos personales, y advirtió que el hambre, que afecta al 9% de la población mundial, es una consecuencia de decisiones políticas, con un impacto más grave en África y Asia, afectando especialmente a mujeres y niñas.
La Asamblea General aprobó el “Pacto de Futuro” de 42 páginas, un plan para abordar desafíos globales como conflictos, cambio climático y reforma de la ONU. La aprobación se dio con 143 votos a favor, 7 en contra y 15 abstenciones, tras un consenso del organismo para no considerar enmiendas propuestas por Rusia. La efectividad del pacto dependerá de su implementación por parte de los 193 países miembros.