Cada 6 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Parálisis Cerebral, una fecha destinada a visibilizar esta condición neurológica y a promover la inclusión de quienes la atraviesan. La parálisis cerebral comprende un conjunto de trastornos del movimiento y la postura ocasionados por una lesión en el cerebro en desarrollo, que puede producirse durante el embarazo, el parto o en los primeros años de vida.
La lesión no progresa, pero las manifestaciones y las necesidades de apoyo pueden cambiar con el tiempo. Las dificultades más frecuentes incluyen problemas de coordinación y equilibrio, rigidez o debilidad muscular, alteraciones en la comunicación oral, dificultades para tragar e incluso afectaciones sensoriales como problemas de visión o audición.
“La parálisis cerebral es una condición crónica que, con un diagnóstico temprano y un abordaje integral, puede ser acompañada de manera que cada persona logre desplegar su máximo potencial. La clave está en la intervención interdisciplinaria y en un entorno que favorezca la autonomía”, explica la Dra. María Eugenia (MN 121.898), coordinadora médica general del Instituto de Neurociencias Fundación Favaloro – INECO.
Causas y formas de presentación
Las causas de parálisis cerebral son múltiples: desde complicaciones en el embarazo o el parto, infecciones maternas, falta de oxígeno al nacer, hemorragias cerebrales, traumatismos en los primeros meses de vida, hasta trastornos genéticos poco frecuentes.
Su inicio puede manifestarse de distintas maneras: algunos casos se detectan en los primeros meses por retrasos en hitos motores, mientras que otros se diagnostican más adelante, cuando las dificultades para moverse o comunicarse se hacen evidentes.
Aunque no existe un tratamiento que “cure” la lesión cerebral, sí hay numerosas intervenciones que permiten mejorar la funcionalidad, la autonomía y la calidad de vida: desde kinesiología motora y terapia ocupacional hasta fonoaudiología y abordajes farmacológicos para aliviar la rigidez o las convulsiones asociadas.
Claves para acompañar a una persona con parálisis cerebral
El acompañamiento integral y temprano marca una gran diferencia en el desarrollo y la calidad de vida. Algunas orientaciones recomendadas.
Ante señales de alerta como retrasos en el sostén cefálico, dificultades para gatear o caminar es fundamental la consulta pediátrica y neurológica.
La estimulación motora o kinesiología, la fonoaudiología y la terapia ocupacional adaptadas a cada etapa del desarrollo favorecen la movilidad, la comunicación y la independencia. Todo esto coordinado por neurofisiatras o neurólogos que complemente con tratamientos farmacológicos o de ser necesario medidas como toxina botulínica o, en algunos casos, cirugía de estimulación cerebral profunda.
Un compromiso que va más allá del ámbito médico
La parálisis cerebral no define a una persona ni limita sus posibilidades de aprendizaje, creatividad o participación social. Requiere, eso sí, un entorno inclusivo y políticas sostenidas que garanticen accesibilidad, cobertura de tratamientos y oportunidades de desarrollo.
En el marco del Día Mundial de la Parálisis Cerebral, es importante recordar que el diagnóstico temprano, las terapias de apoyo y el acompañamiento familiar y comunitario son herramientas decisivas para que cada persona pueda desplegar su máximo potencial. Reconocer, incluir y ofrecer apoyos adecuados no solo mejora la calidad de vida de quienes conviven con esta condición, sino que también enriquece a toda la sociedad.