Miles de pasajeros en Estados Unidos enfrentan retrasos y cancelaciones masivas de vuelos luego de que la Administración Federal de Aviación (FAA) ordenara a las aerolíneas reducir el tráfico aéreo en al menos un 10 % en los principales aeropuertos del país. La medida responde a la grave escasez de controladores de tráfico aéreo, quienes actualmente trabajan sin salario debido al cierre parcial del Gobierno federal.
De acuerdo con la FAA, más de 40 aeropuertos de alto volumen, incluyendo los de Nueva York, Atlanta, Chicago y Los Ángeles, han sido afectados por la reducción de operaciones. La situación ha generado largas filas, quejas de usuarios y miles de vuelos reprogramados, provocando uno de los mayores desafíos logísticos para la aviación estadounidense en los últimos años.
El cierre de gobierno, que ya supera las dos semanas, mantiene a más de 800 000 empleados federales sin sueldo, entre ellos a personal esencial de seguridad, migración y control aéreo. Aunque los controladores siguen trabajando bajo mandato legal, el agotamiento y la incertidumbre financiera han reducido significativamente la capacidad de respuesta en las torres de control.
Las aerolíneas han pedido comprensión a los pasajeros, mientras la Casa Blanca y el Senado intentan alcanzar un acuerdo presupuestario que permita reabrir el Gobierno y restaurar los servicios. Analistas advierten que, si la parálisis se prolonga, podría afectar también la economía nacional, el turismo interno y el transporte de carga aérea, generando un impacto millonario.
La FAA aseguró que priorizará la seguridad de los vuelos y que no comprometerá las operaciones esenciales, aunque reconoció que los tiempos de espera seguirán siendo elevados en los próximos días. La agencia exhortó a los viajeros a consultar el estado de sus vuelos antes de dirigirse a los aeropuertos y mantenerse informados a través de los canales oficiales.

