Santo Domingo.– Este 12 de agosto se celebra el Día Internacional de la Juventud, establecido por las Naciones Unidas para destacar la importancia de los jóvenes y sus contribuciones a la sociedad. La fecha busca centrar la atención en las propuestas de esta generación.
En el marco de esta conmemoración del 12 al 15 de agosto, México será sede de la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer en América Latina y el Caribe, un espacio histórico de diálogo y acción donde gobiernos, sociedad civil y organismos internacionales avanzan en la agenda de igualdad de género. Este año, el tema del citado encuentro es “Las transformaciones en los ámbitos político, económico, social, cultural y ambiental para impulsar la sociedad del cuidado y la igualdad de género”.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), como miembro activo de esta Conferencia Regional, ha liderado en las dos ediciones anteriores, procesos innovadores para asegurar que las voces de las adolescentes sean escuchadas y tomadas en cuenta. En 2022, gracias a una coordinación interinstitucional sin precedentes, siete adolescentes participaron como delegadas oficiales en la XV Conferencia celebrada en Buenos Aires, marcando un antes y un después en la inclusión intergeneracional en estos espacios.
En esta ocasión, desde República Dominicana, estarán participando diferentes autoridades en representación del Gobierno, así como la joven Erika De la Cruz, miembro del Consejo Consultivo Adolescente y Juvenil de UNICEF (Altavoz) en el país; a fin de reafirmar el compromiso con la inclusión de testimonios diversos y representativos en la construcción de políticas públicas en favor de la niñez y la adolescencia.
En preparativos para esto, desde abril de 2025, un grupo de 104 adolescentes de 18 países latinoamericanos trabajó durante tres meses discutiendo el tema, compartiendo experiencias de vida y consolidando propuestas, demandas y recomendaciones a través de talleres virtuales multipaís y regionales. Estas sugerencias serán presentadas por una delegación de 10 adolescentes de 9 países durante el evento paralelo: “Sin barreras: Prioridades e inversiones estratégicas para reducir el impacto de la carga de cuidados en niñas, adolescentes y jóvenes”.
Como parte de esta delegación de 10 chicas, fue seleccionada De la Cruz, una joven de 18 años oriunda de la comunidad de Ansonia de la provincia de Azua. Para cerrar el proceso de consulta con las jóvenes, ella y otras dos jóvenes dominicanas fueron recibidas por la directora de Supérate, Gloria Reyes. Durante esta visita, las adolescentes compartieron las propuestas surgidas del grupo de chicas dominicanas.
“Fue increíble descubrir que niñas de otros países comparten realidades similares a las nuestras en temas de cuidado. Algunas incluso dejan de asistir a la escuela para encargarse de sus hermanos. En mi caso, soy la mayor de cinco y, en varias ocasiones, tuve que faltar a la universidad para cuidarlos. Fue muy enriquecedor compartir experiencias con chicas de diferentes lugares que viven situaciones parecidas. Además, aprendí muchísimo sobre sus culturas”, dijo mostrando gran emoción y satisfacción, Erika De la Cruz.
Para complementar las discusiones surgidas con el grupo de 104 chicas de la región, se sumaron las voces y recomendaciones de más de 56,000 adolescentes y jóvenes de 29 países, consultados sobre acerca de las tareas de cuidados a través de un sondeo por la plataforma digital U-Report.
“Las normas sociales, que perpetúan la idea de que cuidar es responsabilidad exclusiva de las mujeres afectan de forma dramática la vida de las niñas, negándoles en muchos casos la oportunidad de asistir o terminar su educación ni disfrutar la etapa de ser niñas y adolescentes por tener que realizar tareas domésticas o cuidar de sus hermanos menores”, señala Anyoli Sanabria, representante interina de UNICEF en el país; agregando que la transformación de estas normas es esencial para garantizar un desarrollo pleno y equitativo para todas las infancias.
Una desigualdad que empieza en casa
En América Latina y el Caribe, las niñas realizan más trabajo de cuidados no remunerado que los niños e incluso algunos adultos. Las adolescentes dedican, en promedio, al menos una hora diaria más que los varones a tareas domésticas y de cuidados, lo que representa 7 horas semanales adicionales.
Esta carga aumenta en contextos de pobreza: las niñas de zonas vulnerables pueden dedicar hasta tres veces más tiempo al cuidado no remunerado. Además, la convivencia con hermanos menores de 5 años incrementa significativamente esta carga, desplazando su tiempo de estudio, descanso o recreación.
“En nuestros países, las niñas cargan con una doble jornada que limita su derecho al juego, al estudio y al descanso, perpetuando ciclos de pobreza y exclusión desde la infancia. Desde UNICEF, hacemos un llamado a reconocer, redistribuir y reducir esta carga para que todas las niñas puedan crecer, aprender y desarrollarse plenamente”, afirma Sanabria.
Aproximación a la realidad en República Dominicana
Aunque se ha registrado una disminución en el embarazo adolescente (del 29.2 % en 2018 al 19.7 % en 2022), la tasa de fecundidad sigue siendo alta: 77 nacimientos por cada 1,000 mujeres entre 15 y 19 años.
Las adolescentes rurales, con menor educación y en condiciones de pobreza, son las más vulnerables para unirse o embarazarse a temprana edad.
Estos indicadores forman parte del reciente Análisis de la Situación de los Derechos de la Niñez ante las Violencias de UNICEF, publicado en 2024, el cual refleja cómo la sobrecarga de cuidados y la falta de oportunidades agravan la desigualdad y exponen a las adolescentes a riesgos múltiples.
El cuidado sí tiene género… y consecuencias
La falta de servicios públicos accesibles y políticas corresponsables lleva a que las niñas y las adolescentes deban asumir responsabilidades que no les corresponden, afectando su bienestar, su educación y sus oportunidades. Cambiar esta realidad implica actuar desde la raíz: con políticas públicas, transformación cultural y participación protagónica de las adolescentes.
Entre las recomendaciones de UNICEF a los gobiernos, se enfatizan:
Ampliar la cobertura de servicios de cuidado para la primera infancia, personas mayores y con discapacidad.
Impulsar programas de protección social que alivien las cargas sobre las adolescentes.
Desarrollar campañas culturales dirigidas a jóvenes, promoviendo masculinidades corresponsables.
Mejorar la recopilación de datos desagregados por edad y sexo para visibilizar y atender la problemática.
Transformar el sistema educativo para que sea inclusivo con quienes enfrentan responsabilidades de cuidado.
A su vez, serán visibilizadas las cinco demandas clave de la actividad, cuyo norte son transformar el sistema de cuidados en la región y promover una distribución justa, equitativa y con enfoque de derechos:
-Sistema público integral de cuidados, articulado entre ministerios clave y con servicios accesibles y de calidad.
-Políticas laborales corresponsables, incluyendo licencias remuneradas que reconozcan todas las formas de crianza.
-Apoyo integral a adolescentes madres, para garantizar su continuidad educativa y acceso a salud integral.
-Educación en igualdad, incluyendo educación sexual integral y programas que desnaturalizan estereotipos desde la infancia.
-Participación política real de las adolescentes, especialmente en decisiones vinculadas al trabajo de cuidados.