Después de más de 30 años ejerciendo como médico ginecólogo obstetra, durante los cuales ha ayudado y salvado la vida de cientos de mujeres, Alberto Díaz ha orientado ahora su vocación hacia la protección y el acompañamiento de jóvenes en situación de riesgo. A través de talleres y conferencias sobre crecimiento y desarrollo humano, les brinda técnicas y herramientas que les permiten despertar su potencial, descubrirse a sí mismos y visualizar sus objetivos de vida.
El amor por los jóvenes y su compromiso por guiarlos hacia el cultivo del amor propio, la vida con propósito y la formación de individuos críticos e independientes al servicio de la humanidad, es el motor que impulsa a Díaz a dedicar su tiempo y conocimientos a crear liderazgo y promover la salud integral en esta población.
Su inspiración surgió ante una sociedad convulsa, caracterizada por el aumento de antivalores y una dependencia creciente a la tecnología. Esta adicción a los dispositivos electrónicos no solo informa, sino que también desinforma con contenidos que poco contribuyen a forjar el carácter ni a cultivar valores esenciales como el amor, la solidaridad y la honestidad.
Frente a este bombardeo constante de antivalores, el doctor Díaz identificó una crisis profunda en los hogares y decidió emprender un trabajo espiritual para contrarrestarla, promoviendo una relación íntima con Dios. “Combinar la fe con la transformación personal podría ser la clave”, afirma. Su estrategia se basa en dedicar más tiempo a fortalecer la calidad y unidad familiar, entendiendo a la familia como el capital más valioso para construir una sociedad mejor.
En este sentido, invita a colocar el amor como el mejor antídoto para detener la violencia que afecta a tantas comunidades.
Al hablar sobre su trabajo como médico, Díaz señaló cómo ha cambiado el perfil epidemiológico en el país. Destacó el aumento significativo de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y trastornos cardiovasculares. Asimismo, lamentó el elevado número de muertes por accidentes de tránsito —más de 3,000 cada año— que afectan principalmente a personas en edades productivas.
También alertó sobre la creciente incidencia de trastornos de salud mental e hizo un llamado urgente a las autoridades para que prioricen esta problemática dentro de la agenda nacional de salud.
De igual manera, insistió en la importancia de cultivar el amor propio, vivir con propósito y estar al servicio y apoyo de los demás.
Tras tres décadas dedicadas principalmente al cuidado ginecológico, ha decidido enfocar su labor fundamental en salvar vidas jóvenes en situación vulnerable. Su objetivo es ayudarlos a despertar su talento interior y aprender herramientas que les permitan gestionar sus emociones efectivamente.
Para ello, imparte talleres presenciales vivenciales y participativos dirigidos a adolescentes entre 11 y 19 años. En estos espacios, los jóvenes tienen la oportunidad de descubrir sus habilidades mientras desarrollan una cultura basada en la disciplina y la paz.
Díaz apuesta por formar una generación con pensamiento crítico e independiente, cimentada en sólidos valores familiares. “Esto es más que un legado; es una forma de ser y servir al país salvando vidas jóvenes”, expresó con convicción.
Esta transformación personal refleja también un rediseño profesional: luego de destacarse como líder social, estudiantil, gremial, profesional, político y académico, Alberto Díaz se inspira ahora en innovadoras herramientas como el neurocoaching y la programación neurolingüística para potenciar su labor.