La tensión vuelve a escalar en el Medio Oriente tras una serie de ataques aéreos israelíes en el sur del Líbano, que dejaron al menos tres personas muertas y once heridas, según fuentes locales. Las ofensivas se concentraron en las localidades de Baraachit y otras zonas fronterizas, donde el ejército israelí asegura haber alcanzado posiciones de Hezbollah.
Ante esta nueva ola de violencia, la Unión Europea (UE) emitió un llamado urgente para que Israel respete el alto el fuego establecido en la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que rige las hostilidades entre ambos países desde 2006. Bruselas también exhortó a Hezbollah y a los demás grupos libaneses a evitar acciones que incrementen el conflicto, reiterando su compromiso con la estabilidad y soberanía del Líbano.
Los enfrentamientos ocurren en un momento de tensiones persistentes pese al acuerdo de cese al fuego alcanzado en 2024 con mediación internacional. Israel sostiene que sus ataques responden a amenazas inminentes desde territorio libanés, mientras el Gobierno de Beirut los considera una violación directa a su soberanía.
La Misión de la ONU en el Líbano (UNIFIL) ha reforzado su presencia en la frontera sur, mientras crece la preocupación por el desplazamiento de familias y los daños a infraestructuras civiles. Organismos internacionales como la ONU y la Cruz Roja advirtieron que los ataques ponen en riesgo la estabilidad regional y la vida de cientos de civiles.
Expertos en política internacional alertan que una escalada entre Israel y Hezbollah podría tener consecuencias graves para toda la región, involucrando a actores como Irán y Siria, y afectando el comercio y la seguridad energética del Mediterráneo. La comunidad internacional insiste en que solo el diálogo diplomático y el cumplimiento de las resoluciones internacionales podrán evitar una nueva crisis en Medio Oriente.

