Costa Rica tomó la decisión de excluir a empresas chinas como proveedoras del servicio de telecomunicaciones 5G en ese país centroamericano, luego de citar preocupaciones de seguridad nacional.
El viceministro de Telecomunicaciones, Hubert Vargas Picado, justificó la medida tras alegar que China tiene un Estado totalitario y su normativa interna obliga a sus compañías a realizar “acciones de espionaje en otras naciones”, como apoyo a los servicios de inteligencia del régimen chino.
Según Vargas, el artículo 7 de la Ley de Seguridad Nacional de la República Popular de China establece que todas las organizaciones (incluidas empresas) y ciudadanos asistirán y cooperarán en el trabajo de inteligencia nacional y guardarán los secretos del trabajo de espionaje que indaguen.
Por tanto, el Instituto de Costarricense de Electricidad (ICE), empresa estatal de energía y telecomunicaciones, abrirá un concurso para implementar y operar tecnologías 5G en sus redes. El reglamento publicado por el Gobierno el pasado 31 de agosto deja fuera a empresas chinas.
Huawei, la gigante tecnológica china, está peleando en los tribunales de Costa Rica contra la decisión política de excluir a las empresas chinas del servicio de telecomunicaciones de 5G. Sin embargo, no hay información actualizada sobre el estado de esta disputa legal.
El paso dado por Costa Rica se produce en medio de una creciente preocupación internacional por la seguridad que ofrece este tipo de redes.
Estados Unidos ha liderado una campaña global para persuadir a sus aliados de que eviten el uso de equipos de telecomunicaciones de Huawei, argumentando que la compañía podría ser utilizada por el gobierno chino para espiar a otros países.
La decisión de Costa Rica también se produce en un contexto de creciente tensión entre China y varios países de América Latina.
En los últimos años, China ha aumentado su presencia en la región, convirtiéndose en el principal socio comercial de muchos países latinoamericanos.
Sin embargo, algunos países han expresado preocupaciones sobre la creciente influencia de China en la región y han cuestionado la transparencia de sus inversiones.