Santiago.- Lo que comenzó como un sueño de colaboración entre instituciones públicas, privadas y ambientales se ha convertido en una historia de éxito para Santiago, la ciudad corazón. La Barrera Azul, instalada sobre el río Yaque del Norte, ha logrado interceptar más de 370,000 kilogramos de residuos desde que inició operaciones en marzo de 2024, evitando que toneladas de basura lleguen a los canales de riego y al mar Caribe.
La Barrera Azul es, en esencia, una tecnología diseñada con un objetivo muy claro; atrapar los residuos sólidos, especialmente los plásticos, antes de que sigan su viaje río abajo, contaminando el agua, los canales de riego y llegando al mar Caribe. Este proyecto no surgió de la noche a la mañana. Su nacimiento oficial se selló en septiembre de 2022, con la firma de un acuerdo de colaboración entre CORAASAN, CILPEN Global y Parley for the Oceans, el primer paso que puso en marcha todo lo que hoy vemos.
Cuando Parley for the Oceans buscaba instalar su primera barrera interceptora de plásticos en el país, evaluó escenarios como el río Ozama y el río Haina. Sin embargo, la decisión final apuntó a Santiago por una razón poderosa. En esta provincia se encontró un ecosistema de colaboración único y una voluntad de acción inquebrantable por parte de las instituciones locales, incluyendo CORAASAN, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) y CILPEN Global. Santiago no fue elegida al azar; levantó la mano y trabajó a favor de una acción que evita que cientos de toneladas de residuos contaminen las aguas del río más importante de la zona Norte.
La barrera es como un colador gigante, no produce la basura, solo la detiene para que pueda ser vista, medida y gestionada. Cada botella, cada pedazo de plástico retirado es una victoria para el río Yaque del Norte, lograda por manos dominicanas.

Las imágenes más recientes de basura acumulada en el río se explican por las lluvias fuertes, que arrastran de golpe toda la basura acumulada en las cañadas de la ciudad, enviando una verdadera avalancha de residuos al río. Lejos de ser un fracaso, esta situación se convirtió en una prueba de fuego para la alianza. La barrera resistió el impacto y permitió una respuesta inmediata. Solo en lo que va de octubre se han recogido más de 110,400 kilogramos de residuos, demostrando que el sistema de colaboración funciona cuando más se le necesita.
Este desafío es demasiado grande para una sola institución. La basura que llega al río no tiene un solo dueño; nace en hogares, calles y hábitos, por lo que la solución también debe ser colectiva. La impotencia que provoca ver estas imágenes se ha convertido en impulso para educar y motivar a la población a reducir los desechos desde su origen.
Parley y CILPEN coordinan junto a la Alcaldía de Santiago, la Fundación Ciudad Santa María, la Universidad ISA y líderes comunitarios campañas de educación ambiental en los barrios cercanos al río, buscando atacar el problema desde la raíz.
La Barrera Azul no busca atrapar más basura, sino que llegue menos. La verdadera meta es cambiar los comportamientos que generan el problema. Cuando eso se logre, la barrera habrá cumplido su misión: proteger el río y transformar la cultura ambiental de Santiago.
Esta es una iniciativa de CORAASAN, CILPEN Global y Parley for the Oceans, diseñada para interceptar residuos sólidos flotantes en el río Yaque del Norte, proteger sus aguas y promover una cultura de responsabilidad ambiental en la región Norte del país.