Un sismo de gran magnitud y varias réplicas devastaron la zona este de Afganistán, causando al menos 800 muertos y unos 2.755 heridos en las provincias de Kunar y Nangarhar, según cifras oficiales de las autoridades talibanes divulgadas este lunes.
El epicentro, ubicado a 27 kilómetros de la ciudad de Jalalabad, en la provincia de Nangarhar y a una profundidad de ocho kilómetros, desató una emergencia nacional que ha movilizado a equipos de rescate nacionales e internacionales a contrarreloj.
El impacto del terremoto se sintió en una amplia región, alcanzando incluso a Kabul y ciudades del vecino Pakistán, como Islamabad. De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), más de 1,2 millones de personas percibieron movimientos sísmicos fuertes o muy fuertes.
Las viviendas afganas, construidas mayoritariamente con ladrillo de barro, sufrieron colapsos generalizados, dejando a cientos de familias sin hogar y atrapadas entre los escombros.
Al temblor principal, registrado a las 23:47 hora local (19:17 GMT), se sumaron al menos dos réplicas que alcanzaron una magnitud de 5,2.
Los equipos de rescate comenzaron a trabajar de inmediato para localizar posibles sobrevivientes bajo los escombros, pero los deslizamientos de tierra provocados por el sismo han bloqueado rutas clave en las provincias de Kunar y Nuristán, lo que complica el acceso a las zonas más afectadas.
En áreas rurales y de difícil acceso, donde las comunicaciones resultan casi inexistentes, las autoridades temen que el número de víctimas continúe en ascenso a medida que se conoce el impacto en aldeas remotas.
“La cifra de fallecidos y lesionados es significativa, pero como el área es difícil de alcanzar, nuestros equipos siguen en el lugar”, explicó el portavoz del Ministerio de Salud, Sharafat Zaman.
Las autoridades talibanas reconocieron oficialmente la magnitud del desastre. Zabihullah Mujahid, portavoz del gobierno, señaló en la red X: “Lamentablemente, el terremoto de esta noche ha causado muertes y daños materiales en algunas de nuestras provincias orientales”.
Añadió que funcionarios locales y residentes se encuentran abocados a las labores de rescate, y que equipos de apoyo provenientes tanto de la capital como de provincias cercanas se han desplazado hacia la zona, con todos los recursos disponibles movilizados para salvar vidas.
En Kunar, la provincia más perjudicada, la situación es especialmente delicada debido a la orografía montañosa y a la precariedad de las infraestructuras viales. Las carreteras dañadas y los caminos cortados han ralentizado la llegada de ayuda y la evacuación de heridos.
Según Najibullah Hanif, responsable de información provincial, cientos de lesionados han sido trasladados a hospitales, pero se espera que la cifra aumente en las próximas horas conforme avancen las tareas en las zonas rurales.
El epicentro del seísmo afectó especialmente la provincia de Kunar, ubicada en la cordillera del Hindu Kush, junto a la frontera con Khyber Pakhtunkhwa en Pakistán. Las viviendas de barro y piedra que predominan en el área colapsaron ante la fuerza del sismo, y varias localidades reportaron la destrucción total de numerosas edificaciones.
El Ministerio de Salud afgano señaló que “los reportes preliminares evidencian decenas de fallecidos en una sola aldea”, pero advirtió que el recuento aún es provisional.
En la provincia de Nuristán, aunque se registraron intensos temblores, por el momento las autoridades locales no han confirmado pérdidas humanas ni materiales.
“También se sintieron fuertes temblores en la provincia, pero hasta ahora no se han recibido informes de pérdidas humanas ni materiales”, indicó a EFE el director de Información y Cultura provincial.
Afganistán es uno de los países más vulnerables a los terremotos debido a que se encuentra en el límite entre las placas tectónicas india y euroasiática.
La región del Hindu Kush ha sufrido numerosos sismos devastadores en décadas recientes. El año pasado, una serie de terremotos en la zona oeste del país dejó más de un millar de víctimas.
La precariedad de la infraestructura y la dispersión geográfica de las aldeas dificulta la coordinación de la respuesta humanitaria. Las autoridades instan a la población a permanecer alerta ante posibles réplicas y a colaborar con los equipos de emergencia en la identificación de víctimas y zonas prioritarias de ayuda.
Los rescatistas mantienen los trabajos a pesar de las condiciones adversas, y se espera que el balance de víctimas y daños aumente a medida que se avance en la evaluación de la tragedia.