Santo Domingo.- El arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta, informó a través de una carta pastoral dirigida a los fieles que ha sido suspendido de la administración del patrimonio y los asuntos económicos de la arquidiócesis, según explicó, “por mala administración”.
En la comunicación, Ozoria detalló que la Santa Sede nombró a un arzobispo coadjutor con facultades especiales para encargarse de las áreas administrativas, financieras y del personal eclesiástico, lo que implica que se le retira la potestad de gobierno en esos ámbitos.
“Mi sorpresa es que el arzobispo coadjutor nombrado tiene unas facultades especiales exclusivas para el ámbito de la administración del patrimonio diocesano. En consecuencia, se me suspenderá la potestad del gobierno en los ámbitos mencionados a partir del día de la toma de posesión canónica del cargo por parte del nuevo arzobispo coadjutor”, escribió el prelado.
El arzobispo indicó que nunca fue advertido ni amonestado antes de la medida.
“Según las Letras Apostólicas, se me suspende por mala administración. Así hay que entenderlo. Nunca se me amonestó o advirtió”, señala la carta.
Pese a la situación, Ozoria expresó su obediencia y fidelidad a la Iglesia, asegurando que acepta la decisión con serenidad.
“He servido a la Iglesia en fidelidad y obediencia. Me debo a la Iglesia, amo la Iglesia y obedezco a la Iglesia”, manifestó.
El arzobispo también recordó unas palabras que, según dijo, le expresó en el pasado el cardenal Marc Ouellet, prefecto emérito del Dicasterio para los Obispos:
“Usted tiene muchos enemigos”.
A lo que Ozoria añadió en su mensaje: “Han vencido los enemigos”.
El religioso explicó que había solicitado a la Nunciatura Apostólica el nombramiento de un coadjutor al cumplir 73 años, con el fin de garantizar la continuidad del trabajo pastoral antes de su retiro, previsto para los 75 años, conforme a la normativa eclesiástica.
Monseñor Francisco Ozoria Acosta fue ordenado sacerdote en 1978 y designado obispo de San Pedro de Macorís en 1997. En 2016, fue nombrado arzobispo metropolitano de Santo Domingo, convirtiéndose en el Primado de América.

