La tarde de este lunes se informó sobre el fallecimiento de Raúl Pérez Peña (Bacho), guerrillero del 1J4, compañero de Manolo Tavárez y de toda la generación de jóvenes que lucharon en aquella época.
La información fue ofrecida a través de la red social Instagram por uno de sus hijos.
“El Bacho”, como también se le conoció, contaba que sus motivaciones políticas surgieron luego de vivir los momentos cuando los aviones y las tropas que fueron a combatir a los expedicionarios del 14 de junio de 1959, sumado este acontecimiento a los atropellos por parte de la guardia trujillista, que mostraban a los expedicionarios amarrados para sembrar el terror en el área, lo que incentivó sus ideales de lucha, los cuales ya había despertado en él la emisora Radio Rebelde con sus transmisiones desde Sierra Maestra en el oriente cubano.
Fragmentos de entrevista realizada por elCaribe a Bacho
1. Nacimiento e infancia
Soy el último en nacer de una familia de siete hermanos, los Pérez Peña, en El Mamey, Los Hidalgos, provincia Puerto Plata. Fue allí donde transcurrió mi infancia y las primeras memorias de mi vida, las cuales estuvieron marcadas por las peculiaridades de una demarcación rural. De muy pequeño, me enviaron a estudiar como interno en la Escuela Agrícola, bajo la dirección de los salesianos, la cual estaba ubicada en Moca, caracterizada por una gran reputación y reconocimiento nacional como centro de excelencia en la formación humana, así como en la teoría y práctica de la agropecuaria. Al iniciar la secundaria, me enviaron a lo que es hoy el Liceo José Martí, en Montecristi, donde residían varios tíos, hermanos de mi madre, cuyo padre, el revolucionario Demetrio Rodríguez, era oriundo de la provincia”.
2. Estudios y la entrada en política
Al llegar a Santo Domingo en 1960, ingresé al emblemático liceo capitalino “Presidente Trujillo”, con una antológica pléyade de docentes, en la que estaban los profesores Gilbert, Manolín Troncoso y el unánimemente respetado Virgilio Travieso Soto. En ese entonces yo residía con la familia Lozada Grullón, en el barrio María Auxiliadora, donde me traté con los hermanos Peña Jáquez, luego catorcistas, y los hermanos Páez Piantini, después oficiales constitucionalistas. Estando en Mamey se produjeron las expediciones del 14 de junio de 1959, por Constanza, Maimón y Estero Hondo, este último a escasos kilómetros de mi casa, convertido en escenario de combates. La tensión abarcó toda la zona, debido al movimiento de tropas trujillistas y el sucesivo vuelo de múltiples aviones. La guardia trujillista llegó a mostrar expedicionarios amarrados para sembrar terror en el área. Aquello incentivó en mí las inquietudes políticas que me había despertado Radio Rebelde con sus transmisiones desde Sierra Maestra, en el oriente cubano”.
3. La universidad y Fragua
Entré a la facultad de Ingeniería y Arquitectura de la universidad, entonces no autónoma, antes del 30 de mayo de 1961, fecha del ajusticiamiento del tirano Trujillo. Sumergido en esa etapa turbulenta, fue mi salto para ser adulto, tránsito de alto relieve, porque en la universidad me forjé como ciudadano. En sus aulas encontré muy buenos docentes. Me integré al grupo “Fragua”, cuyo lema fue: “Pensamiento y acción fundidos en armas contra la injusticia”, donde nos aglutinamos los estudiantes progresistas. Para entonces, residía donde mi primo odontólogo Ignacio Rodríguez Chiappini, en el edificio La Ópera, de donde me mudé luego al último piso del edificio Baquero, en la calle El Conde esquina Hostos, diagonal con la sede nacional del Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4)”.
4. Bajo liderazgo de Manolo Tavárez
Mis mentores y guías a lo interno de la estructura organizativa del 1J4, eran Pipe Faxas Canto, Juan Miguel Román, Polo Rodríguez y Manolo Tavárez. Ellos me sedujeron y me pidieron dejar la universidad, lo que significaba frenar mis estudios de ingeniería e integrarme al Comité del Distrito Nacional del Movimiento 14 de Junio como encargado de la propaganda. Eran los tiempos “huracanados” de la lucha callejera contra los “remanentes” del trujillato, sustituidos por el gobierno del Consejo de Estado, que auspició las votaciones el 20 de diciembre de 1962, en las que Juan Bosch fue electo Presidente de la República. Desde enero estaba en marcha la conjura golpista contra el gobierno de Bosch, con la participación de la embajada norteamericana, la cúpula empresarial, la rancia oligarquía, el gorilismo militar y una parte importante de la cúpula eclesiástica. El 1J4 resistió la conspiración con la denuncia, mediante actos en la plaza pública, con los programas radiales y el periódico semanal. Fue el 25 de septiembre, cuando finalmente asestaron el golpe de Estado a Bosch, aniquilando la constitucionalidad. Con la palabra empeñada, el 14 de Junio, bajo el dirección de Manolo Tavárez, emprendió el alzamiento armado contra el Triunvirato golpista”.
5. El alzamiento revolucionario
Juan Miguel Román y Polo Rodríguez me llamaron para que participara en el alzamiento guerrillero del Movimiento 14 de Junio contra el Triunvirato, el 28 de noviembre de 1963, bajo la proclama del retorno a la constitucionalidad sin elecciones, siendo la primera acción constitucionalista de envergadura nacional. Incluyendo los involucrados en la logística armada, totalizábamos más de 200 rebeldes catorcistas en armas, en seis regiones montañosas del territorio dominicano. Del 1961 al 1963, ningún par de años fue tan intenso en mi vida. Me tocó organizarme en el frente Gregorio Luperón, que operó en las montañas de Altamira, cuyo comandante era Juan Miguel Román. Tuvimos poco tiempo para entrenarnos físicamente, pero la moral era muy profunda. Nos internamos en las montañas en horas nocturnas, y durante los primeros días el desplazamiento fue lento, pero con la firmeza de nuestras convicciones. Me designaron responsable de información, recibiendo un equipo radial de onda corta que me permitió captar el acontecer del país con audífonos en los oídos. Retengo, como ahora, la voz noticiosa de Luis Armando Asunción, desde Radio Reloj Nacional, igual que sucesivas incidencias anecdóticas, y la caída de Enriquito Almánzar, Juancho Escaño y Ponono Minaya. Dispersado el Frente Guerrillero, David Jacobo y yo logramos permanecer por unos días, hasta que algunas familias campesinas nos ayudaron para llegar al poblado Pedro García, y desde ahí internarnos a Santiago. Pasaron semanas y meses, hasta que la organización me instruyó hacer un recorrido clandestino por varios países suramericanos, hasta Santiago de Chile. Regresé al país, bajo absoluta clandestinidad y luego emprendí viaje rumbo a Europa, en calidad de exiliado político, para juntarme con el grupo de deportados que estaba en París, Francia, y luego pasé a Cuba, donde permanecí por más de un año. Al intentar regresar clandestinamente, con escala en un Congreso Mundial de la Juventud, en Argel, capital argelina, debí aplazar el regreso, dado el golpe de Estado a Ben Bella. Fue así que, varado en Cuba, me sorprende el estallido de la Guerra de Abril en 1965”.