Santo Domingo – La tradición de los fieles difuntos se celebra en todo el mundo cristiano desde el año 998 cuando fue instituida por el monje benedictino San Odilón de Cluny, Francia. Roma adoptó la celebración en el siglo 16 y desde ahí se ha difundido por todo el mundo. Esta significativa festividad consiste en rezar por las almas de los fieles que han partido a la casa del Padre. Es por la importancia y emotivo de lo mismo que las familias adornan las tumbas con muchas flores de colores y de diferentes adornos.
Parque Cementerio Puerta del Cielo celebró este día tan especial para conmemorar a los fieles difuntos con una hermosa misa en la cual se reunieron cientos de familias para orar y pedir por el descanso eterno de sus seres queridos y para que brille sobre ellos la luz perpetua.
La Santa Eucaristía fue oficiada por Su Excelencia Reverendísima Monseñor José Amable Duran, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo. Durante la celebración, Monseñor bendijo a todos los nombres de los fallecidos que reposan en el camposanto Puerta del Cielo y extendió sus bendiciones a todos los fieles que han partido en nuestro país.
En las palabras de su homilía, Monseñor señaló que es ¨Bíblico que Dios desea que todas las almas se reconcilien con Él¨, por eso, el día de los Fieles Difuntos es un día de oración y adoración. Además, enfatizó en la importancia de rezar por los vivos y los muertos.
La santa misa fue cantada por las hermosas voces del coro de la maestra Elsa Paulino quienes fueron acompañados por una orquesta de cámara que llenó el espacio de una paz celestial.
Al finalizar el acto religioso, el Sr. Leonardo Vargas, presidente ejecutivo de Puerta del Cielo, agradeció a quienes participaron en el evento tanto de manera presencial como virtual, y en especial, a Monseñor Amable Durán y al Reverendo Padre Tulio Napoleón Matos.
Luego las familias pasaron a los jardines para una emotiva actividad donde elevaron globos blancos biodegradables los cuales ellos le escribieron mensajes de amor y los soltaron al cielo como cientos de palomas mensajeras