Santo Domingo.- En un ambiente lleno de recogimiento, amor y fe, el Camposanto Parque del Prado celebró su tradicional eucaristía en homenaje a las madres, rindiendo tributo tanto a aquellas que aún acompañan a sus familias como a las que han partido, pero siguen presentes en el recuerdo y el corazón de sus seres queridos.
La ceremonia religiosa, realizada en los jardines del camposanto ubicado en Guerra, fue oficiada por el sacerdote César Peralta, quien con emotivas palabras invitó a los presentes a reencontrarse con el amor más profundo: el de una madre. “La maternidad es reflejo del amor de Dios, y ese vínculo no se rompe con el tiempo, solo se transforma”, expresó durante la homilía.
Bajo el lema “Donde hay amor, está una madre”, la misa se convirtió en un espacio de reflexión y homenaje. Se habló del legado que dejan las madres en sus hogares, de su fuerza silenciosa, su entrega diaria y la manera en que su influencia permanece viva incluso en la ausencia.

Uno de los momentos más conmovedores de la jornada fue la bendición especial impartida por el padre Peralta, quien recorrió los jardines del camposanto esparciendo agua bendita sobre las madres presentes, en un gesto cargado de simbolismo y espiritualidad.
La ceremonia fue acompañada por la interpretación musical del violista Guillermo Mota Curiel, cuyas piezas aportaron una atmósfera de profundo respeto y emoción a los momentos de oración.
Como parte del homenaje, cada familia fue recibida con un detalle floral, que luego fue colocado con cariño en los lugares donde descansan sus madres, en un gesto lleno de ternura y recuerdo.
Desde Parque del Prado reafirmaron su compromiso de honrar siempre el papel irremplazable de las madres: “Porque en Parque del Prado creemos que una madre nunca se va del todo. Mientras exista amor, su presencia sigue viva.”