Ciudad del Vaticano.- La reunión del papa Francisco sobre el futuro de la Iglesia católica, de un mes de duración, concluía el sábado con la votación de un documento final sobre el papel de la mujer y cómo la Iglesia puede responder mejor a las necesidades de los fieles de hoy.
Tanto los organizadores como los participantes han tratado de moderar las expectativas de que se produzcan grandes cambios, especialmente en cuestiones doctrinales candentes como las opiniones de la Iglesia sobre la homosexualidad. Han insistido en que el mero proceso de obligar a los obispos a sentarse en mesas redondas para escuchar a los católicos de a pie durante un mes era la novedad importante del encuentro.
Pero no se podía negar que el gran Sínodo de Francisco sobre la Sinodalidad, como se llama la reunión, y los dos años de sondeo de las bases católicas que lo precedieron, han generado expectativas.
Los progresistas esperaban que la reunión transmitiera el mensaje de que la Iglesia acogería mejor a las personas de la comunidad LGBTQ+ y ofrecería a las mujeres más funciones de liderazgo en una jerarquía en la que tienen vetada la ordenación. Los conservadores han insistido en la necesidad de mantenerse fieles a la tradición eclesiástica de 2.000 años y han advertido que abrir el debate sobre estas cuestiones era una “caja de Pandora” que entrañaba el riesgo de cisma.
Independientemente de cómo acabe la reunión, no ha terminado. Está prevista otra sesión para octubre de 2024, y las recomendaciones o conclusiones finales de esa reunión se presentarán a Francisco para su consideración en un futuro documento.
Francisco convocó el sínodo como parte de sus esfuerzos generales de reforma para hacer de la Iglesia un lugar más acogedor. En su visión de una Iglesia “sinodal”, los fieles son escuchados y acompañados en lugar de ser sermoneados por una jerarquía “clerical” fuera de juego que, de todos modos, ha sufrido una crisis de credibilidad por los escándalos de abusos del clero en todo el mundo.
Como novedad, permitió que las mujeres y los laicos votaran junto a los obispos, poniendo en práctica su creencia de que el “Pueblo de Dios” en los bancos es más importante que los predicadores y debe tener más voz en la toma de decisiones de la Iglesia. Esa misión y su llamamiento a la “corresponsabilidad” han inspirado en particular a las mujeres que buscan la restauración del diaconado femenino, un ministerio que existía en la Iglesia primitiva.
FUENTE: AP