Estados Unidos anunció que alcanzó acuerdos separados con Ucrania y Rusia para reducir tensiones en el mar Negro y establecer una prohibición de ataques contra instalaciones energéticas. Sin embargo, el Kremlin aclaró que estos compromisos solo entrarán en vigor si se levantan las sanciones occidentales contra su sector agrícola.
La Casa Blanca detalló en dos comunicados que los contactos con Moscú y Kiev se llevaron a cabo entre el 23 y el 25 de marzo en Riad, Arabia Saudita. En ellos, Washington aseguró haber acordado con ambas partes garantizar la navegación segura en el mar Negro, evitar el uso de buques comerciales con fines militares y eliminar el uso de la fuerza en esa zona estratégica.
Además, se convino en desarrollar medidas para prohibir ataques contra las infraestructuras energéticas de ambos países. Por parte de Rusia, Estados Unidos se comprometió a facilitar el retorno de sus exportaciones agrícolas y de fertilizantes al mercado global, así como el acceso a puertos y sistemas de pago necesarios para esas operaciones.
Con respecto a Ucrania, la administración de Donald Trump expresó su apoyo al intercambio de prisioneros de guerra, la liberación de civiles y el regreso de niños ucranianos trasladados a la fuerza.
Tras el anuncio de Washington, Rusia advirtió que no aplicará el acuerdo sin garantías concretas. El Kremlin exige el levantamiento de las sanciones que pesan sobre su comercio de cereales y fertilizantes, incluyendo la reconexión al sistema SWIFT del banco agrícola Rosseljozbank, el acceso a repuestos para maquinaria agrícola, y el desbloqueo de servicios portuarios para barcos mercantes rusos.
Asimismo, demanda que se eliminen las restricciones a operaciones financieras vinculadas a empresas del sector alimentario y a las aseguradoras marítimas que operan en ese ámbito. Solo cuando se cumplan esas condiciones, Rusia pondrá en marcha el acuerdo sellado hace una semana en una conversación telefónica entre Vladimir Putin y Donald Trump.
En esa conversación, Moscú y Washington también acordaron implementar una tregua de 30 días sobre la infraestructura energética de ambos países, con retroactividad desde el 18 de marzo. Este pacto podría extenderse o cancelarse en caso de incumplimiento por alguna de las partes.
El Kremlin remarcó que estos pasos apuntan a reactivar la Iniciativa del Mar Negro, un mecanismo de tregua marítima firmado en junio de 2022 que, hasta su suspensión en julio de 2023, permitió la exportación de millones de toneladas de alimentos desde puertos ucranianos en plena guerra.
El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, insistió este martes en que “no podemos fiarnos de la palabra” del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, y afirmó que las únicas garantías posibles deben provenir directamente de Washington. “Me parece que nuestros socios estadounidenses captaron nuestra señal”, dijo Lavrov.
Desde Kiev, Zelensky consideró el acuerdo negociado por Washington como “un paso en la dirección correcta”, aunque advirtió que aún es prematuro saber si será efectivo. “Nadie puede acusar a Ucrania de no avanzar hacia una paz sostenible después de esto”, señaló el presidente ucraniano en conferencia de prensa.
El ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, que participó en las negociaciones en Arabia Saudita, reclamó nuevas consultas técnicas para definir los mecanismos de implementación, monitoreo y control de los compromisos alcanzados.
Según la Casa Blanca, el objetivo es lograr una “paz duradera” en la región. “Estados Unidos seguirá facilitando las negociaciones entre ambas partes para lograr una solución pacífica, de conformidad con los acuerdos alcanzados en Riad”, indicó el gobierno estadounidense.